Se necesitan espíritus
Una mente sana,
Un corazón tierno
Y un cuerpo puro.
Misión Rosacruz
Allan Kardec es el padre fundador del espiritismo moderno. Su
verdadero nombre fue Denizard Hippolyte León Rivail, pero el seudónimo
le fue concedido por un druida que conociera en una vida anterior, quien
además fue su guía protector.
Gracias a los distados recibidos de su maestro y de otros espíritus,
Kardec pudo escribir una trilogía sobre el espiritismo que ha devenido
como una nueva religión desde el siglo XIX hasta la fecha.
A Cuba el espiritismo llega a través de las creencias africanas y
europeas que al mezclarse otorgan al criollo una visión sobre la
posibilidad de la existencia de la vida después de la muerte. Las
familias surgen por afiliación, también los pueblos. Incluso las
naciones son una gran familia de humanos afines, pero imperfectos, pues a
las sociedades las caracterizan una serie de disparidades sociales que
no obedecen a las leyes de la naturaleza.
Por su parte, la esperanzadora doctrina Kardeciana afirma que a medida
que la humanidad progrese desaparecerán todas las desigualdades. Las
actuales relaciones humanas se caracterizan por una serie de aspectos
que el mundo de los espíritus supera, pues Kardec califica al espíritu
como el principio inteligente del Universo. Pero los humanos no queremos
reconocer que somos una conjugación espíritu/materia en extremo
beneficiosa.
Entonces, nos damos cuenta que otro mundo nos ha sido revelado. Hemos
escudriñado todo el planeta buscando tesoros. Hemos creado miles de
religiones, lenguajes, modos de vida y sistemas políticos en la búsqueda
del mejoramiento humano.
Pocos han buscado en lo profundo de sí mismo. José Martí decía que
«negar lo espiritual, que duele y luce, que guía y consuela, que sana o
mata, es como negar que el sol da luz».
Hay algo dentro de nosotros porque «el cuero no es más que un siervo del
espíritu», según el apóstol de Cuba. Cuando miremos nuestro interior,
se nos revelará lo que necesitamos.
(Con información del libro Corrientes espirituales en Cuba, de Natalia Bolívar, et.al.)
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