Mi amigo Manuel… el bloguero asesino (Animal Intelectual)

POR Denys San Jorge Rodríguez

 

Denys San Jorge y el Terracero en paladar "el Tanque"
Denys San Jorge y el Terracero en paladar «el Tanque»


“Masitas de cerdo al vino, pal intelectual más fino.

El puerco, Mamífero Nacional”. Buena Fe

 

 Hace unas semanas atrás bajo una tarde lluviosa tuve la suerte de compartir con mi buen amigo periodista y bloguero Manuel Alejandro Hernández Barrios, en Bauta en la Paladar El Tanque. Manuel, es uno de esos amigos que escribe a punta de lanza en el periódico provincial El Artemiseño, y en su blog El Terracero. Donde crítica, cuestiona y engrandece los alrededores donde posa sus líneas impresas o digitales con su buen talento. Comentábamos allí, en aquel lugar esplendido sobre arte y literatura bajo el guano del ranchón y junto a dos estimadas amigas con las cuáles llegamos ahí, disertábamos acerca de las redes sociales y del periodismo cubano, del interés de los jóvenes por los medios. De nuestros intereses en comunes, ilustrábamos de cine, de las letras y del curso del arte en la Isla. De la burbuja del arte. De los amigos verdaderos, y del provincianismo en que nos hundíamos… de regocijo. Era simplemente “una cita de trabajo”, donde el hambre afloraba intensamente. Unos tragos de buen ron amerizaba aquella escena bajo la lluvia y que no parecía aflojar. De pronto la anfitriona Zoila Díaz, nos trajo un exquisito plato que nombraba magistralmente: “Cerdo al Tanque”, y yo solo le insinué con ironía “Porky el delicioso Tanquista”. Con olor a gloria. Que para nuestro asombro aquel cerdo abarcaba de improvisto la totalidad de aquella mesa, donde estábamos sentados, solo para nosotros. ¡No lo creíamos! Manuel, miró la fuente tan rebosante en grasa, con masas de cerdo asadas al carbón, y solo le preguntó a ella sin razón aparente: ¿Qué tipo de puerco es este Zoila? Nuestra anfitriona le miró y sonrió aclarándole que solo era puerco y del blanco. El mismo que vendían en el mercado particular, a precios escalofriantes, el que al comprarlo y ver la pesa y el costo, le subía a uno la presión arterial por los elementos. Zoila, nos sonrió. Pero sí, era una imagen hermosa sobre la mesa. Una imagen de grasa, de carne, de exquisito olor a puerco, que nos remitía a averiguar distintas partes y morfologías de aquel animal. Imaginando quizás una pierna, un costillar, unos filetes perfectos de carne limpia, también de paso unos chicarrones o unas empellas. Era una imagen que nos removía nuestros interiores deseosos por tan rico manjar que subiría nuestro colesterol. Nunca un cliente había osado preguntarle acerca de características peculiares en torno a aquel animal. Un animal cualquiera, que no era una peligrosa langosta, un caballo o menos una vaca. Nunca con tanta hambre en torno al deseado puerco. El cerdo perfecto. Manuel, sonrió y mucho. Manuel el escritor, el periodista, el Matarife. Allí comenzó a contarnos con estadísticas perfectas como cada noche iba al matadero del barrio. El lugar donde iba después de trabajar a diario como periodista en la Finca, donde estaba anclado su puesto de mando de reportero, de bloguero y de periodista del semanario provincial. Iba entonces a su otro trabajo y muy necesario igual. Lo decía con mucha dignidad, y eso me gustaba: “Denys, yo mato puercos”. Sonreí por su sinceridad y era aquel el lugar, donde mi amigo periodista cada noche daba muerte segura a cuanto cerdo, puerca o cochino se acercara a su cuchillo. La cuchillada perfecta. Me dijo que a veces supera la cifra de dos docenas en solo una madrugada. Frente a su cuchillo desafiante. Su filoso instrumento cortante de hierro, de acero, de cromo o de vanadio. Dice que porta varios navajos, una mandarria eficaz para neutralizar y un pequeño machete que heredó de su bisabuelo paterno que luchó además en las Guerras de Independencia contra los españoles. Manuelito, lo lleva en su sangre. La herencia familiar. La manigua. El machete. El sudor a combate, ahora su propia guerra contra la grasa y la carne animal tan necesaria. Me ha dicho que su experiencia diaria le inspira como creador y fortalece como persona, donde a diario lleva buena parte del fortín a su refrigerador, le dan gratis hígado, pajarilla, grasa y algunas masas de puerco, que le han garantizado unas cuantas libras de más. En palabras de una amiga en común: “Manuelito, se me ha puesto rico después de convertirse en Matarife”. Ella sabrá. Le he sugerido que escriba unos cuentos, en torno a tan sublime faena por la supervivencia. Que escriba también un ensayo. Una nota periodística y él, solo sigue tras su carne a diario con su cuchillo en mano para seguir escribiendo. Me ha insinuado que le haga un Video Art, o un documental, y él solo busca el pernil. Carne sana, de puerco y muy legal. Carne muy rica. Carne de Porky, quizás hasta de los tres cerditos. Carne para protegerse contra la humanidad en su blog a la hora de inspirarse. Él, sabe además de ser un buen periodista, mi buen amigo Manuel sabe matar, desollar, picar y muy bien para mi asombro entre toda la carne y la grasa posible… el mamífero nacional.

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