Vivir en la piel de los otros

 

Por Adianez Fernández Izquierdo

Dos años como dirigente de la sección sindical del periódico El Artemiseño le han bastado al joven Manuel Alejandro Hernández Barrios para entender que el sindicato tiene que parecerse a un centro y a sus trabajadores. Por eso considera que no hay una fórmula exacta de cómo debe ser, pero sí existen características que deben distinguir a todos como la unidad, la voluntariedad en la afiliación, la lucha por una meta colectiva que debe coincidir con la misión del centro y el compañerismo.

«Un buen líder sindical tiene que ponerse siempre en el lugar del otro, velar porque se respeten los derechos a los trabajadores. Partiendo del ejemplo personal, debe exigir a alguien cuando no cumple, y averiguar si algo personal incide en sus resultados o si tiene problemas de salud. Para sentirnos identificados con el sindicato tenemos que sentirlo cerca.

«Debemos ser líderes y actuar como tal en nuestro centro de trabajo: representar a un colectivo más que a una organización. No puede ser que el administrativo se entere primero de los problemas de un trabajador que el sindicato. Donde eso sucede perdemos liderazgo. Mi tarea es ser más que un colega o compañero y representar a quienes laboran conmigo más allá de mi posición», comenta.

El sindicato pone lo humano, el empuje espiritual, ese respaldo que necesitamos sentir de que alguien vela por nuestros derechos y nos impulsa con el ejemplo a cumplir nuestros deberes. Por eso es tan importante esta posición dentro de la actualización del modelo económico cubano.

«Sindicato y administración deben andar por la misma línea, pero separados, para que realmente funcione esa relación. La historia sindical nuestra es muy rica, vinculada a las luchas del pueblo cubano por su independencia, con heroicas páginas de protagonismo obrero y eso no puede perderse. El sindicato no puede limitarse a fiestas, cumpleaños colectivos o actividades, tiene que ser el eje central de todo cuanto ocurre en los centros. El líder sindical tiene que tener criterios, pronunciarse en más espacios, ser un ejemplo, porque los trabajadores son las fuerzas motrices de cuanto ocurre en el país.

«Quizá la tibieza, el inmovilismo, o la falta de protagonismo del sindicato en algunos centros, sea la causa de la desmotivación y el descontento de quienes ven a la CTC como una organización limitada al cobro de la cotización, el Día de la Patria o la movilización para el desfile del Primero de Mayo y algún que otro trabajo voluntario convocado en fechas señaladas», arguye.

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