La Esperanza, una finca sostenible

 

 

Se sentía satisfecho de abandonar el corral. Atravesó el patio con efusividad. A primera hora de la mañana parecía que llevaba despierto toda la madrugada. Se detuvo debajo de la arboleda de mango que da sombra al camino de entrada, justo en el medio del lado más largo del triángulo que forman las tres casas de la familia.

- “Anoche parió una vaca y hasta ahora mismo estábamos atendiendo al ternero. Le puse Lucero, porque ese vino a encendernos la esperanza. Llevábamos varios meses sin leche”.

Luego de las debidas presentaciones comenzó a develar su paraíso. La pantomima de sus manos parecía que en todo momento levantaba un manto. Adornó su retórica con décimas, presentó por su nombre a cada animal de la finca y describió cada planta como si recitara un manual de botánica.

- “Aquí la jornada comienza con el primer rayo de sol. Primero se ordeña la vaca si tiene cría. Después se corta hierba y se muele en la picadora para alimentar a los carneros y los terneros. A partir de las 8 de la mañana comienza la guataca en el campo, o la recogida del producto que esté listo”.

Un camino hace de columna vertebral. En cada vértice árboles frutales ofrecen sombra y frutos. Solo el comportamiento nervioso del zorzal, la vigilia del sinsonte, el revoloteo de los gorriones y la curiosidad de los judíos perturbaban la serenidad imperante. En todo momento estuvo presente la perrita Guasasa.

- “¡El Don Carlos! Aprovechándose de los nutrientes que uno le da al suelo para que crezcan las plantas. Mira que bueno está. Si al menos sirviera para ensalada. Aquello es Escoba amarga y esto Guisaso de Caballo, que muchos vienen a buscar sus raíces para hacerse cocimientos para los riñones. Esas son plantas arvenses, conocidas como hierba mala, son las plantas indeseables que crecen de forma silvestre en una zona cultivada o controlada por el ser humano como son los jardines o los cultivos. Por eso hay que Guataquear, y porque es la labor cultural más eficiente que se puede aplicar en el surco”.

Agarró la herramienta por el cabo y comenzó a cortar la tierra seca con el filo de la guataca. Removía las raíces de la maleza y las apilaba a izquierda y derecha. Comenzó a distinguirse la uniforme siembra en lo alto del surco. Zanahorias, acelgas y albahacas.

- “Esta es la única herramienta que no le puede faltar al campesino. Con la guataca se puede controlar casi todo lo que tiene que ver con la tierra. Si no se hace así aparece el hongo en la planta, se quema la hoja, hay falta de hidratación, no hay floración, la raíz no crece, el tallo crece muy recto y la hoja se pone dura. Se convierte en un bagazo. Eso solo puede combatirse con fungicida, fertilizando y con atención. En estos momentos estamos abogando por menos química y por una agricultura más sostenible basada en principios agroecológicos”.

“Esta es la única herramienta que no le puede faltar al campesino. Con la guataca se puede controlar casi todo lo que tiene que ver con la tierra”.

En la parte alta de la finca y a un costado del camino de entrada ha sembrado matas de plátano, no solo para recoger los racimos de la dulce fruta, también para aprovechar su tallo y seudo-tallo para la alimentación animal, “tiene agua, potasio, azúcar y el animal se llena”, comenta.

Agarra unas hierbas y se dirige al cuartón de los animales. Con un poco en cada mano comenzó a llamar por su nombre a cada animal. Lo de los nombres es casi enfermizo: Niña Rosi, Hidroelia, Gonzalo, Susana, Chocolate, Caramelo, Sofrito, Magnolia. Llegaron a la cerca carneros y terneros de todos los tamaños. “A niña Rosi, la traje de Managua, la alimenté con un biberón hasta que creció, y ya ha parido dos veces. A estos animales no se les puede sacar hasta que no se seque el rocío, sino cogen parásito”.

“Agarra unas hierbas y se dirige al cuartón de los animales”.

De regreso señala una planta de flor amarilla y con espinas, “cuando Martí dijo Cardo ni Oruga cultivo, ese es el Cardo”. Y al pasar por debajo de una mata de guayaba, agarra una fruta madura y declama:

“Yo me levanto temprano

Para entrar en la arboleda

Y cada fruta me queda

Al alcance de la mano

El mango sabroso y sano

Que desprendo sin tardanza

El mamey también alcanza

Una exquisita dulzura

Y una guayaba madura

de mi finca La Esperanza.

“Fui alumno de Luis Paz (Papillo) y de Lázaro Palenzuela, el director de la Casa de la Décima de Mayabeque, estudié en el Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso improvisado, en calle A entre 25 y 27. Antes salía bastante en Palmas y Cañas. Tenía una sección en la COCO los sábados, junto con el periodista Gilberto González. Participé en un homenaje que se hizo en una Feria Internacional del Libro a Ángel Augier y a Nancy Morejón. Me inspira cualquier cosa para hacer una décima.

“La vaca mía parió

Un maravilloso ternero

Por eso tanto lo quiero

Porque su leche me dio

Lo mismo la tomo yo

Esté caliente o esté fría

Y para que la alegría

Y el cariño me aproveche

Mi abuela hizo dulce de leche

Para la familia mía.

“Le he compuesto décimas a todo, lo mismo a un pedazo de fango que al imperialismo”.

Cuando terminó el recorrido. Nos sentamos alrededor de la mesa de la terraza. Cacareó la gallina, mugió la vaca y relinchó la yegua. Allí un paño blanco como masa de coco dominaba la escena. No sabía si apoyar mis codos sudorosos en aquel crisol, hasta que llegaron unos panes y unos vasos de refresco. Diez de la mañana en punto.

-Hora de Merienda -dijo.

Se detuvo todo en la finca y comenzaron a llegar hombres desde los cuatro puntos cardinales. Entre ellos, Erwin traía la guataca. El tío parqueaba la yunta. Lázaro agarró a uno de los bueyes por el narigón para presentarlo. “Este se llama Flor de Mayo, es el más manso de todos los animales de la finca”, decía mientras solo con su dedo índice dominaba la orientación de aquella bestia de casi una tonelada de peso.

Flor de Mayo, el más manso de todos los animales de la finca.

- Mi tío está al frente de las labores de la finca. Ahora nos ayudan dos hombres más. La mano de obra está perdida, por suerte los tenemos a ellos. La gente no quiere trabajar en la tierra.

- Les pagas cien pesos y hacen un trabajo que vale 20 — dijo el tío — Ya nadie trabaja por menos de 200 pesos, y para lo que hacen.

Lázaro revisó el celular. Siete llamadas perdidas y varios mensajes de WhatsApp en las dos horas que llevábamos caminando y conversando. Lázaro Daniel de la Cruz Álvarez, se graduó en 2013 en Zootecnia Veterinaria, tiene 26 años y es Secretario del Comité de Base de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) José Antonio Echeverría del municipio Arroyo Naranjo y es miembro de la junta directiva de dicha CCS, a la cual su familia se asoció desde su fundación; también es miembro del buró municipal de la UJC, y además, es uno de los cuatro miembros, en La Habana, del Comité Nacional de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP). Fue seleccionado por los militantes de la UJC en la ANAP como delegado al XI Congreso de la UJC y lo es al XII Congreso de la ANAP. Por su trabajo recibió el reconocimiento Vanguardia Juvenil que le fue otorgado el 20 de junio de 2019. Y por si fuera poco, mezcla sus responsabilidades veterinarias, agrícolas y políticas con sus estudios en el quinto año de la carrera universitaria Licenciatura en Educación Agropecuaria. En su conciencia pesa la tradición. Su familia ocupa el terreno de La Esperanza desde 1948.

“El WhastApp me tiene loco y el trabajo en la computadora me demora mucho. Yo tecleo con un dedo letra por letra. Pero ahí voy, poco a poco. Siempre saco un tiempo para todo. Dispara esas preguntas”.

¿Qué tipo de finca es la que tienes aquí?

- Esta es una finca integral en la que se utiliza la tracción animal, se crían animales de corral y se mantienen diferentes cultivos, desde boniato y tomate hasta flores.

¿Cómo logras llevar a la par tus responsabilidades fuera y dentro de la finca?

- El secreto es conjugarlo todo. Lo que aprendo en la universidad lo aplica en la finca. Lo que aprendo en la finca lo llevo como experiencia a la CCS, y las de la CCS a la ANAP. Ahora, por ejemplo, pretendo incentivar la inseminación artificial en la zona con mi tema de tesis. La tesis que voy estoy presentando se titula “Introducción de la Inseminación artificial en el ganado bovino desde una concepción ambientalista y sostenible”. Ambientalista porque tiene que estar en armonía con el medio ambiente, con los medios exteriores, trabajar bien con los animales, utilizar correctamente las técnicas. Sostenible porque tiene que dar resultados, tanto en la vida como económico.

Como miembro del buró de la UJC y como miembro de la ANAP, fui elegido para representar una base que ve en mi un apoyo. No todos los problemas se pueden resolver, pero se pueden plantear y se puede llegar a consensos. Trato de convocar a trabajos voluntarios u otras tareas que nos hermanen, no que nos separen. Escucho las opiniones de todos y traslado esas inquietudes hacia los niveles superiores. Busco respuestas.

Muchas personas no entienden mi trabajo y por eso me quieren apagar, a pesar de que todos conocemos y vivimos la misma realidad. Otros quieren humillarme por ser Revolucionario. Si yo respeto la forma de pensar de todos, y además, trabajo de lunes a lunes, por qué aquel que no hace ni la mitad de lo que hago, se cree con derecho de ofender o denigrar aquello en lo que creo.

¿Qué te parecen las nuevas medidas de la agricultura?

- Benefician al campesino. Se han recogido bastantes planteamientos. Se bajaron los precios de la electricidad. Se están dando capacitaciones, pero en La habana no las hemos discutido. Eso es importante porque cada territorio tiene sus particularidades. Y los precios no son los mismos en La Habana que en Santiago de Cuba. Se deben revisar los precios que paga el Estado directo al campesino por los productos, en algunos casos no da la cuenta, porque no hay alimentación, hay déficit de recursos y se pasa mucho trabajo para hacer que la planta crezca más. A eso súmale que el precio de la vida se ha disparado. Hay que sudar mucho, hay que trabajar mucho, hay que pagar muchas cosas, y uno necesita una mejor remuneración, porque, al fin y al cabo, lo que sea que uno compre en un puesto o en un carretón en la esquina de la casa, fue un producto sembrado por el campesino. Y el campesino no se cansa de trabajar, ni de sembrar.

Por otra parte, considero que los pocos recursos que hay se deben entregar a los productores de avanzada, los que siembran de verdad, los que tienen resultados. No es otorgarle una libra a cada uno, sino potenciar y entregar más insumos al que más aporte. Con un solo campesino se puede sacar la producción de diez, pero si a los diez les das el mismo poquito no se aprovecha nada. No son las mismas tierras. No es lo mismo la semilla en Arroyo Naranjo que en Mayabeque.

¿Cómo lograr una agricultura sostenible en este contexto?

- Cuando uno emprende una labor es para obtener un resultado, si no obtuviéramos esos resultados no atendiéramos la finca, no sembráramos, ni criáramos animales con las mismas ganas que lo hacemos hoy. Para uno mantener esa sostenibilidad en el tiempo y estar en armonía con el medio ambiente, uno tiene que poner todo su empeño. No hay insumos, entonces aplicamos abono orgánico. Se rompe el motor de regadío, Echamos agua con cubo. No llueve, se pone la turbina. Y lo más importante, mantener la tradición Campesina, si no mantienes la tradición entonces no hay futuro en esta labor.

Detuvo su parlamento para entrar en la casa. Regresó con un cuadro en las manos. Con aquellas tres fotos intentaba ilustrar a lo que se refería. En una, era febrero de 2002, y el niño de 7 años está junto al abuelo de 71 al lado de la primera vaca que recuerda haber ordeñado.

- Hay que estar desde pequeño al lado de la vaca. Tengo familiares a los que no les gusta esto. A mi primo lo que le gusta es montar patineta, por ejemplo. Para llegar al buey y cogerlo por el narigón, no basta con inculcársele a la persona. Mi abuelo fue Vanguardia Nacional por cantidad de leche entregada y mi tío lo fue por cantidad de flores cultivadas. Pero los tiempos cambian y hay que asumirlos, así como a las tecnologías. A mí me gusta el trabajo en la finca, pero tengo otras necesidades también. Si me hubiese quedado solamente en la finca, no hubiera conocido nada de lo que conozco hoy. Además, en el municipio hay necesidad de veterinarios, y por qué no iba a trabajar lo que estudié y atender a los animales. Se satisfacen así todas las necesidades.

Febrero de 2002, y el niño de 7 años está junto al abuelo de 71 al lado de la primera vaca que recuerda haber ordeñado.

¿Cuáles son los momentos más difíciles de todo tu ajetreo?

- Las épocas de sequía y paradójicamente las de mucha lluvia. El año pasado se nos echó a perder un campo inmenso de tomate porque las aguas de la lluvia provocaron la aparición de un hongo y acabó. Las plagas y las enfermedades son lo más difícil de combatir en la finca.

En cuanto al trabajo veterinario, los partos distócicos, que es cuando se complica y se requiere atención médica mediante maniobras de cirugía para que el alumbramiento se produzca sin esfuerzos.

En la CCS la siembra de Marihuana en las fincas. Aunque, por aquí todas están libres de su cultivo, para eso existe una brigada de fiscalización y control.

¿Y los más placenteros?

- Pertenecer a esta CCS que se fundó el 20 de junio de 1967 y tiene entre sus asociados a muchas personas mayores que han sido fundadores de otras. Satisface que el campesino entregue las producciones a tiempo y que el Estado nos otorgue recursos para repartirlos entre los asociados.

En el caso de la siembra, el esmero en las atenciones culturales que se le da al suelo y que luego el cultivo agradece. Cuando el tomate está rojo, bonito, a uno le dan ganas de recogerlo, cuando está feo y lleno de hongo lo que da ganas es de soltar los terneros para que acaben con eso.

Satisface obtener los resultados esperados, una vaca con una alta producción de leche, o que esté de parto y pases la madrugada sin dormir esperando que la cría nazca y muestre señales de vitalidad.

 

Texto original en Somos Jóvenes

“Anoche parió una vaca y hasta ahora mismo estábamos atendiendo al ternero. Le puse Lucero, porque ese vino a encendernos la esperanza. Llevábamos varios meses sin leche”.
Lázaro muestra las zanahorias que acababa de sacar de la tierra.
Lázaro ofreciendo una consulta veterinaria en el momento en que se realizó la entrevista.
Lázaro ofreciendo una consulta veterinaria en el momento en que se realizó la entrevista.
La casa principal y el cuartón de los animales.
Cardo ni Oruga cultivo.
“… el hongo en la planta, se quema la hoja, hay falta de hidratación, no hay floración, la raíz no crece, el tallo crece muy recto y la hoja se pone dura. Se convierte en un bagazo”.
La perrita guasasa.

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