Canon Cubano

Por GABRIEL GUILLÉN

El primer texto marca, sin lugar a dudas, el ritmo de la obra. González Echevarría confía su canon cubano. Antes de 1959: Alejo Carpentier (por 'El siglo de las luces' y 'El arpa y la sombra'), Lezama Lima, Eliseo Diego y Virgilio Piñera. Deja fuera a Nicolás Guillén porque considera que su poesía durante el periodo revolucionario es repetitiva y trivial. 

Después de 1959: Guillermo Cabrera Infante (por 'Tres tristes tigres'), Severo Sarduy (por 'Maytreya' y 'De donde son los cantantes'), Miguel Barnet (por 'Biografía de un cimarrón'), Reinaldo Arenas (por 'El mundo alucinante' y la colección de cuentos 'Con los ojos cerrados'), Antonio Benítez Rojo (por el cuento 'Estatuas sepultas'), y Calvert Casey (por el atípico relato 'Piazza Margana'). 

El canon de Echevarría inspira pero no coarta al resto de los trabajos. Así, incluye un ensayo notable de Vera Kutzinski que relaciona los poemas negros de Nicolás Guillén (ausente en el canon) con la poesía 'blues' de Langston Hughes bajo el título 'Cuba Libre'. 

Coca-cola y ron, la simbiosis de dos culturas. Igual de erudita es la colaboración de Giuseppe Mazzotta, un experto en Dante que relaciona la obra del poeta florentino con 'Paradiso', la obra maestra de Lezama Lima. Junto a Lezama Lima, aparecen Virgilio Piñeira, el grupo Orígenes, la poesía negra, el relato de Carver Casey o asuntos como la lectura en las tabaquerías (un interesante artículo de Araceli Tinajero) en el resto de trabajos. 

En su conjunto, aunque de forma desigual y limitada, el manual alumbra gran parte de los pliegues de un canon cubano que no se ha rendido al aburrimiento del monocultivo literario.

Original en El Mundo

 

Los mil y un libros imprescindibles de la literatura cubana

Por Rafael Grillo

Los libros pasarán de moda, pero las listas nunca. Y las listas de «los libros más…», por supuesto, tampoco.

Ahora, repasando por curiosidad lo que enumera Google bajo la referencia «literatura cubana», acabo de tropezar con un par de esos intentos de practicar a la vez la historiografía y la crítica literaria, y de fabricar una biblioteca mínima, con la precisión del envasado industrial, la síntesis del noticiero y la velocidad del spot publicitario.

El primero es un listado de “diez imprescindibles de la literatura cubana”, aparecido en el blog La línea de fuego y propuesto por Alaia Rotaeche. Y el segundo es una recomendación de «veinte títulos imprescindibles”, colgada en la web La Habana.com, sin firma de autor.

Es proverbial la manía que tenemos los humanos de hacer listas y de enseñarlas, aunque sepamos que no valen más que para expresar el gusto propio, revelar nuestros recónditos criterios de exclusión/inclusión y concitar un inmediato deseo de riposta en los demás. Pero, con total consciencia de que la vanidad es el cebo en la trampa de ese juego, voy a refocilarme con tales listas y devolver a cambio un catálogo personal que —me justifico— al menos servirá para ampliar las miras de los lectores y brindar de la literatura cubana un panorama mucho más completo.

La primera lista pretexta su existencia con que «Cuba está de moda», y que brotan actualmente en ella unos aires de apertura que “despiertan una curiosidad inagotable por conocer más de su cultura y de su historia”. Alega que la literatura de la isla “es mucho más que José Martí” (sin menospreciarlo en absoluto); y reconoce con humildad que no pretende estipular “Los Diez Más”, sino una cifra arbitraria, de buenos libros “de ayer y de hoy, en orden cronológico”. Esta es su propuesta:

1) El reino de este mundo (Alejo Carpentier, 1949)

2) El monte (Lydia Cabrera, 1954)

3) Paradiso (José Lezama Lima, 1966)

4) El mundo alucinante (Reinaldo Arenas, 1973):

5) La Habana para un infante difunto (Guillermo Cabrera Infante, 1979)

6) Cuatro estaciones (Leonardo Padura, 1991-1998)

7) Trilogía sucia de La Habana (Pedro Juan Gutiérrez, 1998)

8) Silencios (Karla Suárez, 1999)

9) Fiebre de invierno (Marilyn Bobes, 2005)

10) Todos se van (Wendy Guerra, 2006)

Más en: Isliada.

 

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